Héroe es quien intenta ser auténtico, quien cada
día da la mejor versión de sí mismo, en contra de las circunstancias, de los
obstáculos.
Es quien lucha por ser él mismo frente a su propia
herencia, frente a la tradición, a las costumbres, a su educación.
Héroe es aquel que no se mueve por interés
económico o sentido práctico de las cosas. Su motivación última no es el
utilitarismo sino el idealismo.
Tiene un ideal de vida y lo va a conseguir.
El héroe sabe perfectamente quién es y, lo que es
más importante, sabe lo que quiere ser. Se ha visto a sí mismo en el futuro y
persigue ese sueño cada día
Cuando el héroe tiene una idea, rápidamente surgen
voces que tratan de aniquilarla mediante dosis de supuesto realismo, de
resentimiento, de ironía y de burla. (“eso es imposible”), (“él no está
preparado”) ( y este quien se cree?)
Es la esencia del mediocre: impedir el triunfo de
los demás para evitar que se pongan al descubierto sus propias miserias, entre
las que se encuentra, por cierto, su perezosa incapacidad o su anhelo
inconfesado de ser héroe.
El héroe moderno no vuela ni lleva capa. Viste cada
día de manera que pase desapercibido, pero porta esa ropa como si
fuera su propia piel, dispuesto a dejársela en cada embate por aquello en lo
que él cree.
Tampoco va sobre lomos de un escuálido caballo, ni
se hace acompañar de un fiel escudero, pero sí entiende el idealismo como la
única manera de seguir vivo entre tantos molinos.
Los héroes existen y es fácil reconocerlos: son los
Quijotes de este siglo.
¿Eres tú uno de ellos?

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